Cobijo Camijanes

Tu espacio de fauna en su estado y hábitat natural

miércoles, 29 de agosto de 2012

Maestros del camuflaje

La noche siempre ha sido y será el escenario de juego de muchas de las especies que habitan nuestra geografía. Este mundo ocupado por innumerables seres humanos que desarrollan su vida durante el día, hace que la ausencia del sol traiga una oportunidad de tranquilidad para los animales, con menos posibilidades de interferencias con el hombre. Solo aquellos que están verdaderamente capacitados y que tienen desarrollados sus sentidos más de lo normal pueden llevar a cabo una vida nocturna.
Dentro de la gran variedad de merodeadores nocturnos, cada uno juega su papel con sus armas. Algunos mamíferos se basan en su olfato (tejones, zorros, osos...), otros como los murciélagos utilizan la ecolocalización para dar caza a sus presas. Pero la característica que nos trae hoy aquí, es la utilizada habitualmente por las aves que han elegido o han desarrollado sus técnicas para la caza nocturna.
Cuando el sol se oculta  en el horizonte, dependiendo de donde nos encontremos, un canto diferente da pie a la noche. En pinares y encinares mediterráneos, comienza a escucharse el aflautado canto del autillo. Considerada como la rapaz nocturna más pequeña, el autillo abandona su posadero diurno, en el que ha pasado desapercibido todo el día, para comenzar su jornada de caza.


Autillo (Otus scops) saliendo de un posible posadero diurno


Durante el día, los avistamientos de estas aves son francamente complicados, ya que utilizan sus colores crípticos para camuflarse a la perfección con los troncos y apenas hacen movimientos que delaten su posición. Como se puede observar en las fotografias superior e inferior, el autillo posee un plumaje con una tonalidad que se asemeja a la perfección a la corteza del pino.


Autillo (Otus scops) vigilando un claro desde las alturas


La oscuridad siempre complica más el seguimiento y fotografía de la especie en cuestión. Sin embargo, tiene un factor que para nosotros lo hace mágico. El poder observar como una rapaz nocturna caza al acecho desde su posadero, bajo la luz de la luna, es algo que se tiene que sentir, no ser descrito.



Autillo (Otus scops) con su presa en el pico


En los márgenes y caminos de bosques y cultivos espera oculto el chotacabras gris.  Como los cantos de las chicharras cuando aprieta el calor, la llegada del ocaso  en estas zonas la dan los chotacabras emitiendo un sonido monótono y grave. Es entonces cuando comienza su actividad después de un día quieto y camuflado. Confiado de su plumaje, pretende pasar desapercibido (mientras no vuela en busca de comida) entre la maleza de día y en zonas abiertas de noche. Este ave se podría describir como un halcón nocturno, ya que su silueta en vuelo es como la del alcotán o el cernícalo pero su plumaje y actividad es como la de un búho.



Chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis) en un claro arenoso

Chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis) pasando desapercibido


Si los autillos son los fantasmas del bosque mediterráneo, los chotacabras los de tierras de campos; los cárabos son los del bosque caducifolio.
En lo profundo de los hayedos y bosques mixtos de la cordillera cantábrica el final del día es festejado con un ulular un tanto caótico aunque rítmico. Estos cazadores nocturnos se encuentran perfectamente mimetizado con el medio, siendo su plumaje en cada ejemplar una gama de tonos que van desde los pardos hasta los grises.


Cárabo común (Strix aluco)

 
Esas plumas moteadas de negro, grises y marrones mantienen a nuestros protagonistas con vida. De la misma forma que impiden ser depredados por no ser vistos, permiten que sean buenos depredadores comenzando el acecho desde la nada.
Esperamos que haya gustado esta serie de nocturnas.
Gracias a todos los que nos seguís y comentáis de vez en cuando.
Un saludo

jueves, 16 de agosto de 2012

Amenizando los bosques

¿Qué sería de los bosques sin los pequeños habitantes de las alturas?; esos bichejos que igual están en una rama, que en un tronco, que en el suelo.
Desde un punto de vista un tanto científico, no habría ese equilibrio que siempre hay en la naturaleza (cuando no se interviene en ella) sin estos pequeños alados. Unos pájaros mantienen a raya poblaciones de invertebrados que pueden ser verdadero problema para el mundo vegetal cuando se dan grandes plagas; otros distribuyen de manera involuntaria semillas y actúan como repobladores pasivos. De esta manera se podría decir, que las pequeñas aves ayudan al buen desarrollo de los bosques, no solo beneficiando a las plantas, sino también a todos los animales que viven de ellas.
Desde un punto de vista más subjetivo, estos paseriformes puede que sean los encargados de proporcionar alegría con sus cantos, colores y con sus idas y venidas a cada diferente hábitat.


Petirrojo (Erithacus rubecula)

 
Al igual que en la península ibérica, en estas tierras británicas de lagos y lagunas, existe un especialista en dar alegría a los bosques. Un ser verde amarillento que se ríe misteriosamente de nosotros a gran distancia; seguramente porque para cuando conseguimos encontrarlo ,él ya nos tenía vigilados desde hace tiempo. O eso parece.


Hembra de pito real (Picus viridis) sobre un tronco


Juvenil de pito real (Picus viridis) en un roble

 
El pito real, de la familia de los picidae, agujerea los troncos en busca de comida. Está dotado de grandes garras y una cola que le sirve como soporte, pero, a diferencia de otros picos, pasa mucho tiempo en el suelo ya que también encuentra esos bichos de los que se alimenta picotenado el suelo.


Hembra de pito real (Picus viridis)


Pito real (Picus viridis) juvenil


Inconfundibles con su píleo rojo todos ellos, se diferencian en edad y sexo por la bigotera: Macho-roja, hembra-negra, juvenil-no tiene.
Pero allí, los verdaderos reinantes de la zona eran los pájaros negros. Estorninos, cuervos, cornejas... invadían tanto las zonas boscosas, como las ciudades. Tiempo atrás, los habitantes de estas islas, como de muchos otros lados han sufrido incansables persecuciones de la mano del hombre, y solo el echo de escuchar el graznido de un cuervo era objeto de mal agüero. Realmente en tiempos remotos, las personas fueron muy supersticiosas; también se decía que dependiendo de hacia dónde volaran las aves cambiaría su suerte. Un vuelo hacia la derecha era motivo de buena suerte y lo contrario ocurría si volaban hacia la izquierda.


Corneja negra (Corvus corone) en postura desafiante

Cada vez más, las cornejas se agrupan en núcleos urbanos. Aquí consiguen el alimento de basuras, animales atropellados y demás desechos humanos. Hemos podido observar también bandos de estorninos pintos aglomerados en ciudades donde se alimentan de restos de comida, incluso del pan que les ofrecen los niños como si fueran palomas. Los mismos pájaros que cazaban insectos y picoteaban los campos, se acomodan agradeciendo el pan y las migas que les tiran en las calles. Si las crías dejan de aprender a cazar o buscarse su propia comida, habremos "domesticado" otra especie que dejará de verse cada vez con menos frecuencia en bosques y prados.

Estornino pinto (Sturnus vulgaris)

 
Estornino pinto (Sturnus vulgaris) juvenil

Volviendo al principio de esta entrada, si los encargados en controlar las poblaciones de insectos son algunos pájaros, un ser que juega un papel importante en la distribución de semillas es la ardilla. En gran parte de Inglaterra es desplazada territorialmente la ardilla roja por la gris.

 
 Ardilla gris (Sciurus carolinensis) alimentandose al pie de un árbol

Es sabido que las especies introducidas pueden llegar a generar problemas de competencia y desplazamiento en la fauna y flora autóctona. Cuando esto ocurre reciben el nombre de invasoras. Por ello hay un gran dilema en las acciones a realizar contra los taxones alóctonos. Hay ocasiones que la solución que se toma es matar a cada ejemplar introducido que se encuentre. Pero, ¿De quién es la culpa de que estos animales hayan llegado a un lugar del que no son naturales? porque estas ardillas son originarias de norteamérica (no cruzan el Océano Atlántico ellas solas). Otra técnica que se viene utilizando frecuentemente en los planes de control de especies invasoras es capturar el mayor número posible de ejemplares y llevarlos a centros de recuperación o zoológicos, como ocurre por ejemplo con las tortugas de florida.


 Ardilla gris (Sciurus carolinensis)

 
Es terrible lo que podemos llegar a hacer con un poco de ignorancia y por cuatro duros. Algunas de estas especies que se convierten en invasoras cuando las cambiamos de localidad son introducidas a conciencia. Existen casos conocidos, en los que diferentes especies de peces se sueltan en ríos para que se reproduzcan y en un futuro poder pescarlos, de forma que no haya que pagar por su importación. Un desastre ecológico que nunca sale bien...
Esperamos haber mostrado un poco de la fauna interior de las islas británicas, un saludo

lunes, 6 de agosto de 2012

Tierra de lagos y lagunas

Al igual que los países nórdicos como Suecia o Finlandia, Gran Bretaña goza de extensos terrenos con apenas incremento en altura sobre el nivel del mar y un clima lluvioso. Dichas características son las que hacen estas tierras abundantes en lagos y estanques de distintas dimensiones aquí llamados "ponds". Incluso en la capital de Inglaterra, abundan los remansos de agua naturales donde la gente observa las numerosas especies de aves acuáticas que en ellos se concentran. Nos ha quedado claro, que si hay un país con gran afición al "birdwatching" es este. Hemos podido ver gran cantidad de hides preparados para una observación discreta y fácil, comederos de paseriformes y cajas nido por todas partes. Además en la televisión local (BBC) se emiten con bastante frecuencia documentales de naturaleza. Todo ello parece crear la atmósfera perfecta para el disfrute, conocimiento y conservación de la naturaleza.


Grupo de barnaclas canadienses (Branta canadensis) en medio de un lago


En estos "ponds" encontramos las especies más comunes que viven toda su vida en la misma laguna; pero también otras que solo se las ve de paso, aprovechando este hábitat donde encuentran alimento y cogen energías para aguantar el sobreesfuerzo de la migración.
El ave que encontramos con más frecuencia es la focha. Como el ánade real en España, en estos parajes es la más numerosa, por ello hemos podido ver algunas rarezas entre la multitud. Hay tres conceptos que pueden confundirse y usarse mal respecto al pigmento de plumas y pelo en los animales: melanismo, leucismo y albinismo. A grandes rasgos, el melanismo es una pigmentación demasiado oscura y el leuscismo y el albinismo demasiado clara; resultando seres prácticamente negros y blancos cuando su especie no luce esos colores. Además el albinismo afecta también al color de los ojos y hace al animal más sensibles al sol.


Focha común (Fulica atra) con un ligero leucismo en la cabeza


Entre fochas, llama la atención alguna que otra polla de agua, y nadando solitariamente encontramos al porrón moñudo.


Polla de agua (Gallinula chloropus)


Porrón moñudo (Aythya fuligula) macho


Las aves más llamativas de las lagunas, por su tamaño, son las barnaclas y los gansos, que buscan alimento principalmente en las orillas. La barnacla canadiense es una especie bastante extendida por la zona y permanece visible todo el año en el país. A diferencia de la barnacla cariblanca, que se suele observar en invierno.


Barnacla canadiense (Branta canadensis) con la escasa luz del ocaso


Barnacla cariblanca (Branta leucopsis)


Dentro del gran abanico de especies que pudimos observar, nos llamó especialmente la atención los avistamientos que tuvimos sobre el ganso indio. Esta especie, considerada como la que más altura alcanza cuando realizan las migraciones, es capaz de atravesar la cordillera del Himalaya en su viaje hacia el sur de Asia para pasar su invierno, donde es bastante común.
Aunque existe una gran distancia desde Gran Bretaña hasta el sur de Asia, no son infrecuentes las observaciones de esta especie en las islas británicas, casi siempre relacionado con ejemplares escapados de zoológicos o parques.


Pareja de ánsar indio (Anser indicus) buscando alimento


Las agrupaciones de ejemplares escapados, puestos en libertad en sitios en los que no son sus lugares originales de distribución, o perdidos en las migraciones (como las observaciones que se pueden hacer del tarro canelo); puede pasar que con el tiempo esa especie se distribuya y aparezca catalogada como "especie introducida" (como es el caso del ganso egipcio).


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                                                            Retrato de tarro canelo (Tadorna ferruginea)


 Tarro canelo (Tadorna ferruginea)


Gansos egipcios (Alopochen aegyptiacus) en las proximidades de un lago


Pero, al final con el que más disfrutamos estos días de verano por tierras inglesas, fue con el somormujo lavanco. Un hábil pescador que llega a estos parajes cuando mejora el tiempo con el único propósito de hacer sus nidos entre la vegetación aledaña a los lagos y conseguir hacer crecer a sus pollos. Entre los entendidos de avifauna es un ser que no pasa desapercibido y se reconoce con facilidad. Pero si no se le conoce, la primera impresión que da es la de un pato blanco-grisáceo con tonos anranjados, grande y que se zambulle constantemente en el agua para buscar comida.


Somormujo lavanco (Podiceps cristatus)


Una de las razones por la que es tan conocido este somormujo es por la parada nupcial tan espectacular que tiene. Tanto admiradores de la naturaleza como fotógrafos se dejan impresionar cada año con sus esporádicas formas de enseñar el plumaje y muchas veces sus imágenes en plena etapa amorosa son objetos de premios fotográficos. Sin embargo, también hay que tener en cuenta, que esos días tan especiales para el animal no deberían ser molestados ni interrumpidos. Con este tema es muy fácil entrar en discusión y no es lo que pretendemos. 
Lo principal a tener en cuenta en estos casos es no pasar la línea que separa el disfrute del abuso.
Gracias a los que echáis de vez en cuando un ojo al blog, un saludo a todos.

martes, 17 de julio de 2012

Actividad nocturna

La oscuridad de la noche ha sido desde tiempos inmemorables motivo de misterio, preocupación e incluso miedo. Será por eso, que muchas de las civilizaciones que fueron surgiendo con el tiempo adoraban o mantenían culto al sol, como si se tratara de un dios liberador de las tinieblas. Sin embargo, para muchos animales, la oscuridad es su campo de juego y el tiempo que dura el sol escondido, lo aprovechan para cazar o encontrar su fuente de alimento. Algunas especies, como los cárabos, están totalmente "diseñados" para ser unas máquinas nocturnas de matar, pero otras, simplemente se adaptan utilizando sus sentidos más desarrollados.


Cárabo común (Strix aluco) en medio de la noche


El calor veraniego hace los días largos y agotadores incluso en las montañas del norte. Muchos animales aprovechan la sombra de los bosques para pasar ocultos y frescos perezosamente el día o simplemente no salen de sus madrigueras. Es por ello que a la caída del sol, con el descenso de temperaturas, comienza la actividad. En los mamíferos carnívoros e insectívoros, la búsqueda insaciable de alimento bajo la luz de la luna es posible principalmente gracias al olfato, aunque puedan poseer además una vista adaptada a la oscuridad.


 Luna llena al anochecer


Erizo común (Erinaceus europaeus) buscando alimento por la noche


Zorro (Vulpes vulpes) en la montaña palentina


Otros animales, parece que hartos del día-noche, viven en lugares donde reina la oscuridad y la temperatura nunca se eleva. Los ríos y las aguas subterráneas que discurren por un sustrato rocoso calizo, a lo largo de los años han ido erosionando el terreno generando cuevas y cañones. Esta modificación del paisaje es llamada "karstificación", y aquí es donde se alojan, como es lógico, multitud de murciélagos. Pero también encuentran confort y comida en estas cuevas otras especies animales, como son los sapos.


Interior de la cueva de caliza


Sapo común (Bufo bufo) en el interior de la cueva


El agua se filtra por el techo gota a gota depositando sus minerales, formando normalmente las estalactitas y estalagmitas a través de los años. Aquí no abundaban ni estalactitas ni estalagmitas propiamente dichas, sino que parecía como si hubiera muchas juntas, resultando estas formas tan curiosas.


Techo de la cueva


Curiosa es la siguiente formación aparecida en la pared del interior de la cavidad y que desafía las leyes de la gravedad, con una forma de gancho invertido.


Extraña formación en la pared debida a corrientes en la cavidad


Una explicación, es que la zona se encuentra en medio de corrientes que influyen en la manera de desarrollarse esa especie de "púas". Y es allí entre corrientes y fascinantes formaciones rocosas, en lo profundo de la cueva, donde apareció dicho sapo. Vivía en oscuridad completa y su única fuente de alimento que encontramos eran arañas y pequeños bichos que se desarrollaban en algún charco interior.


Sapo común (Bufo bufo) en el interior de la cueva


Es fascinante ampliar conocimientos de esta fauna con facetas nuevas que aún desconocíamos. La noche, la oscuridad y el misterio que con ello se crea, a nuestro parecer, es la mejor forma. Con este sapo "de las cavernas" nos despedimos hasta nueva entrada.
Gracias a todos los que dedicáis unos minutos a este blog y dejáis algún que otro comentario, un saludo.

jueves, 21 de junio de 2012

Lo que todo bosque esconde

Son unos cuantos años ya pateando diferentes tipos de bosque. Desde los brumosos hayedos del norte hasta los secos pinares de la meseta castellana. Estos últimos no tienen animales emblemáticos, ni en peligro de extinción, pero como cualquier bosque, también esconde sus "fantasmas". Hay quien dice que todo tiene su encanto, no hay más que quererlo ver. La verdad, esta zona escasea bastante tanto en fauna como en flora y hay que echar muchas horas para descubrir que en lo profundo de estas masas forestales; más allá de los caminos por los que pasea infinidad de gente, entre pinos, matorrales y alguna que otra encina hay una vida salvaje. Y como vida salvaje, nunca se sabe con lo que te puede sorprender. Hay dos cosas que la primera vez que encontramos (de esto hace ya bastante tiempo) nos sorprendieron bastante: un conejo sin cabeza, y la muda de una gran serpiente. Como es lógico, la manera más fácil de datar especies en un lugar, es por los rastros característicos que esta deja (mucho más abundantes que la población que pueda existir). Pero entontonces no asocíabamos nombre a los autores de dichas fechorías.


Conejo (Oryctolagus cuniculus) sin cabeza presa de un zorro (Vulpes vulpes)


Muda de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) entre las acículas caídas de los pinos


Ahora conocemos algunos hábitos del astuto zorro; le da por "jugar" con la comida; así como arrancar la cabeza de sus presas o sacar las entrañas del animal abatido para sus crías o simplemente enterrarlas para cuando escasee el alimento.
Sabemos también que los animales escamasos, necesitan cambiar la camisa para seguir creciendo y que por la gran longuitud de esta muda, el color y su forma se trataba de una culebra de escalera.
Con el tiempo, hemos podido afirmar nuestras suposiciones y ambas especies han sido observadas por el lugar del que las creímos habitantes. Sin embargo, esos habitantes del bosque que nos van dejando señales de su presencia, llegan a hacerse reales cuando logramos un avistamiento directo.


Corzo (Capreolus capreolus) entre pinos bajos

Hay animales como el corzo que pueden vivir en cantidad de hábitats diferentes siempre que tengan una buena cobertura vegetal. Este es un mamífero muy perseguido. Presa número uno de predadores como el lobo y de las escopetas de los cazadores, hacen de él un ser esquivo y asustadizo. Por muchos es apodado como el duende del bosque; y cierto es que lo más visto de esta especie es la mancha blanca del culo, ya que en cuanto el corzo nota algo extraño pega un brinco en dirección contraria y cuando logras descubrirlo ya no está.
Otra táctica desarrollada contra cazadores y matadores es quedarse inmóvil esperando pasar desapercibido; las ardillas pegadas a las ramas o el tronco, los conejos echando las orejas hacia atrás agazapados entre la vegetación.


Ardilla roja (sciurus vulgaris)


Conejo común (Oryctolagus cuniculus) escondido en un claro de pinar

Es increíble la cantidad de ojos que te están observando mientras andas por un medio natural. Todos estos mamíferos que acabamos de mostrar ya nos tenían vigilados cuando logramos descubrirlos. Acto seguido cada uno utilizó su método de supervivencia ante el extraño.
Para nosotros, el real duendecillo de este tipo de bosques, de los pinares, es el agateador. También llamado vulgarmente trepatroncos, se pasa el día como su nombre indica buscando comida con su largo pico entre la robusta corteza de los pinos. Su diminuto tamaño y su excepcional plumaje hacen de este ave un verdadero fantasma, solo descubierto cuando le da por cantar (un "tit" agudo) o por el escaso sonido que produce al rascar los tronos y al dejar caer los pequeños trozos de corteza.


Agateador común (Certhia brachydactyla) trepando un pino

Agateador común (Certhia brachydactyla) pose típica

La costumbre de los agateadores es empezar un tronco casi desde el suelo, e ir trepando hasta que las ramas le dificultan la trepa. Entre la corteza encuentra bichos, y los días lluviosos, hemos observado que aumenta su actividad. Con los troncos reblandecidos, encuentra más fácil el picoteo.


Agateador común (Certhia brachydactyla) buscando alimento


Agateador común (Certhia brachydactyla) sobre un tronco mojado

Todo bosque, todo hábitat, tiene su fauna aunque a veces no lo parezca. Los animales han sabido situarse en su ambiente más propicio; los más, se han refugiado lejos de núcleos urbanos en lugares inaccesibles y escondidos, otros se han quedado cerca de los pueblos y las ciudades como las lechuzas o cigüeñas. Pero en cualquier sitio hay siempre vida, y hay que respetar allí donde nos encontremos porque nunca sabremos  lo que podremos perjudicar. Y esto lo queremos dejar claro, porque seguro que alguno de vosotros también ha enfocado con sus prismáticos a un viejo roble con la esperanza de que esa mancha blanca sea una preciosa lechuza, y lo que ha descubierto es una bolsa de plástico... Todo bosque debería tener diferentes especies animales y no diferentes tipos de basura...
Dejando de lado la "educación ambiental", llegamos al final de esta entrada que describe un poco la fauna que esconde la flora en cualquier espacio natural. Y como no podía faltar, un superdepredador mantiene a raya la población de seres de menor tamaño. En dichos pinares, el águila calzada junto al zorro limitan las abundantes poblaciones de conejo.

Águila calzada (Hieraaetus pennatus)


Un saludo y gracias por leernos de vez en cuando.

sábado, 2 de junio de 2012

Ratonero&Lechuza; 2 devoradores de micromamíferos

Si hay dos especies de rapaces bien conocidas por la gran mayoría de amantes de la naturaleza, son el ratonero y la lechuza. Estas 2 aves, ambas de apellido común, están asociadas a ambientes rurales, agrarios y a la cercanía de pueblos, debido fundamentalmente, a que en estos lugares se encuentran sus presas preferidas. Ratones, topillos y musarañas son parte de la alimentación de las protagonistas de esta entrada. Pero, aunque la base de nutrición sea la misma para ambas rapaces, la forma, los instintos o los sentidos que participan a la hora de cazar son casi completamente opuestos. Este aspecto, es el que queremos resaltar en esta ocasión aquí.
El ratonero es un eficaz cazador de roedores, que normalmente se encuentra posado en algún punto elevado cercano a los campos de cultivo donde los topillos suelen ser abundantes. Su vista prodigiosa (unas 10 veces más y mejor que la nuestra) se encarga de encontrar desde la altura a sus pequeñas presas escondidas entre las hierbas. Como todas las rapaces diurnas, la visión, es el sentido que tienen más desarrollado y en el que todas se basan para cazar. Hay algunas especies como el águila real o la culebrera en que está todavía más especializado.
La típica imagen que muchos de nosotros tenemos del busardo es posado en alguna señal de tráfico, poste o torre de alta tensión, ya que la mayoría de ejemplares que uno ve es cuando se desplaza en coche de un lado a otro. Pero nosotros buscábamos una foto diferente, con un posadero más natural, algo así como un árbol o una roca, que diese naturalidad y originalidad a la imagen. Todo esto sin utilizar ninguna clase de cebo ni hide complicaba un poco el asunto, pero al final conseguimos alguna instantánea de un ejemplar que utilizaba como percha una rama de un viejo roble muerto que sobresalía de entre el bosque.


Busardo ratonero (Buteo buteo) sobre un roble seco


Los ratoneros son mucho más numerosos en invierno, pudiéndose encontrar fácilmente en casi cualquier punto de nuestra geografía, ya que llegan del norte de Europa para pasar aquí los meses más fríos. No todos se quedan en la península Ibérica durante esta época, ya que algunos todavía se verán con fuerzas suficientes y cruzarán el estrecho de Gibraltar para adentrarse en África. El viaje de vuelta a tierras nórdicas lo realizan entre marzo y abril.
Este ejemplar apareció sobrevolando un robledal mientras disfrutábamos de los grandes mamíferos de la cordillera cantábrica. Se posó en el viejo roble en el que lo mostramos, tras otear un rato se lanzó a la cara oculta de una ladera. Volvió al poco, sin presa, y buscó un nuevo lugar con mejor visibilidad, al parecer había fallado su primer intento.


Busardo ratonero (Buteo buteo) en su posadero natural


Cuando cae la noche y el ratonero deja de matar, las rapaces nocturnas empiezan su actividad. A diferencia de las diurnas que prácticamente se basan en la vista y sus acrobáticas persecuciones, este majestuoso grupo de aves está dotado de una serie de características que les convierten en los auténticos matadores de la noche. Con un diseño en las plumas aterciopelado y especializado para no emitir ningún tipo de sonido mientras vuelan, una vista perfecta y un oído extraordinario, podríamos decir que son los auténticos fantasmas de la noche.
Pero hay una especie de este grupo alado de cazadores nocturnos, que es un poco diferente ya que tiene el sentido del oído más desarrollado que el resto. La lechuza común se basa fundamentalmente en los pequeños sonidos que emiten los micromamiferos escondidos entre la maleza. Con una configuración que recuerda a la de un cono, el pabellón auditivo se convierte en una especie de embudo preparado para captar las ondas sonoras. La forma de la cara en aspecto de disco ayuda también a que los sonidos se canalicen hacia el oído.
Se puede decir a modo de ejemplo que una lechuza es capaz de cazar con los ojos vendados, solo basándose en los ruidos que emiten sus presas al caminar y moverse.


Lechuza común (Tyto alba) en la oscuridad de la noche


Así, los pequeños roedores están vigilados día y noche por esta pareja de insaciables devoradores de micromamíferos. Si quieren sobrevivir, su misión de cada día es buscar el alimento de forma que durante las horas de luz deben cuidar no ser vistos y de noche hacer poco ruido.
Esperamos que os haya gustado esta breve historieta de dos cazadores de roedores iguales pero diferentes y prometemos volver algún día con mejores fotos de estas protagonistas con sus presas.
Un saludo a todos los que os pasáis por este cobijo de vez en cuando y gracias por vuestros comentarios.

sábado, 12 de mayo de 2012

Los verdes de la cantábrica

Hacía ya bastante tiempo que entre unas cosas y otras y con el invierno de por medio, no dedicábamos una jornada de campo a los reptiles, más concretamente a los lagartos, a los cuales teníamos un poco olvidados. Durante el pasado año intentamos localizar, sin éxito, alguna población de lagarto verde por las montañas de la Cordillera Cantábrica. Siempre a altitudes superiores a 1000 msnm, ya que de las otras dos especies restantes del noroeste peninsular, tenemos localizadas algunas poblaciones pero con frecuencia situadas cercanas al nivel del mar. No fue hasta este año, cuando por fin dimos con ellos, una población que a 1300msnm hizo un intento de primavera a mediados de marzo.
Esta época es sin duda el mejor periodo para fotografiar y observar a estos pequeños saurios, ya que es cuando los machos lucen sus mejores galas. Esa explosión de colorido se utiliza con una única finalidad; impresionar a las hembras para intentar aparearse con el mayor número de féminas posible.


Lagarto verde (Lacerta viridis) a través de una oquedad


Andábamos por la linde de un robledal bastante pedregosa cuando algo escapó haciendo ruido entre las hojas secas del suelo. Pensamos que sería otra de las tantas lagartijas roqueras que hay por esta zona, pero cuando sacó la cabeza de entre las rocas en las que se escondió, descubrimos por el tamaño de esta, que se trataba de un lagarto. Acto seguido, fué saliendo en busca de los rayos del sol; haciéndonos ver que se trataba de un lagarto verde.


Lagarto verde (Lacerta viridis)



Después de conocer la nueva especie datada en esos bosques, anduvimos con ojo y fuimos encontrando varios ejemplares más termorregulándose entre piedras. Cuando dimos con los verdes, todavía era invierno y la nieve aún se veía unos metros más arriba. Estos animales, al igual que muchos otros, están condicionados por la climatología y su ciclo de actividad difiere significativamente entre unas poblaciones y otras del norte peninsular. Como es lógico, los ejemplares que colonizan medios a poca altitud extienden su periodo de actividad anual en comparación con los que viven en ambientes de montaña, ya que las condiciones metereológicas son más suaves y favorables en regiones cercanas a la costa. Pero este año ha sido diferente.


Detalle de lagarto verde (Lacerta viridis)


Como en todos los campos, nunca se puede generalizar. Los años "extraños" climatológicamente hablando como este último, con un invierno (seco y no muy frío) y la actual primavera (con nieve, lluvia y fría) influyen en el ciclo de la mayoría de especies animales. En este caso, algunos machos de lagarto verde durante mediados de marzo y coincidiendo con unas semanas de temperaturas demasiado suaves para la época, ya presentaba la coloración típica del periodo de celo, cuando teóricamente debería de ser en abril-mayo. Es curioso, las diferencias que se apreciaban en la pigmentación de la especie entre los distintos machos, algunos con la tonalidad típica del celo y otros todavía con los colores característicos.


Dos machos de lagarto verde(Lacerta viridis): arriba macho pigmentación de celo, abajo coloración normal.


Después de esa pequeña primavera anticipada, el tiempo en el mes de abril fue mucho más frío e inestable, lo que redujo mucho la actividad de los reptiles. Por ello, suponemos que retomarán la época de amorío con más fuerza en estos días de mayo, ahora que el sol empieza a apretar.
Durante esta estación, su periodo de actividad se centra en las horas centrales del día, sin embargo en verano, prefieren las primeras y últimas horas de luz, cuando el sol ya no quema tanto. Si el ecosistema donde viven es muy caluroso, pueden incluso permanecer inactivos durante la etapa estival.


Lagarto verde (Lacerta viridis) soleándose


Estos escamosos, como muchos más de su familia, suelen frecuentar los bloques de piedras situados al margen de praderas, lindes de bosque , bordes de caminos o prados generalmente con exposición sur. Al igual que muchos otros reptiles se suelen situar en lugares resguardados del viento, o por lo menos de las corrientes de aire más frías, lo que les permite termorregularse mejor al sol los días ventosos.


Lagarto verde (Lacerta viridis) con primeros tonos azules del celo














Lagarto verde (Lacerta viridis)


Como último apunte, pretendemos que estas imágenes sirvan para sensibilizar a esas personas, que todavía cuando ven un lagarto o lagartija lo primero que piensna es en cogerlos (que sepan que los lagartos muerden, y bien fuerte). Algunos juegan con ellos un rato y los suletan sin más, esta situación aparte de estresar al animal, puede hacerle perder su larga cola (única defensa frente a diestros depredadores). Pero otros, se los llevan a casa a modo de mascota, y si no muere con el tiempo, este se escapará a la primera ocasión (si se lo llevaron fuera de su distribución natural, lógicamente tendremos un problema). Se empieza por un individuo, la casualidad junta a dos, y así puede estropearse el ecosistema. Algunas introducciones de especies nuevas han acabo con poblaciones de animales. Que sirva de ejemplo, las inclusiones de algunos taxones de peces en diferentes lagunas de la montaña cantábrica, acabando con la trucha autóctona.  O la creciente moda de llevarse como souvenir camaleones como mascota cuando se visita Cádiz. Si actualmente no se distribuyen por la región en que han sido introducidos, la naturaleza es sabia, sabe porque y coloca a cada uno en su sitio.
Esto es todo por el momento, esperemos que os haya gustado esta breve crónica del pequeño saurio verde.
Un saludo a todos los visitantes y gracias por vuestras opiniones y comentarios.