Son unos cuantos años ya pateando diferentes tipos de bosque. Desde los brumosos hayedos del norte hasta los secos pinares de la meseta castellana. Estos últimos no tienen animales emblemáticos, ni en peligro de extinción, pero como cualquier bosque, también esconde sus "fantasmas". Hay quien dice que todo tiene su encanto, no hay más que quererlo ver. La verdad, esta zona escasea bastante tanto en fauna como en flora y hay que echar muchas horas para descubrir que en lo profundo de estas masas forestales; más allá de los caminos por los que pasea infinidad de gente, entre pinos, matorrales y alguna que otra encina hay una vida salvaje. Y como vida salvaje, nunca se sabe con lo que te puede sorprender. Hay dos cosas que la primera vez que encontramos (de esto hace ya bastante tiempo) nos sorprendieron bastante: un conejo sin cabeza, y la muda de una gran serpiente. Como es lógico, la manera más fácil de datar especies en un lugar, es por los rastros característicos que esta deja (mucho más abundantes que la población que pueda existir). Pero entontonces no asocíabamos nombre a los autores de dichas fechorías.
Conejo (Oryctolagus cuniculus) sin cabeza presa de un zorro (Vulpes vulpes)
Muda de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) entre las acículas caídas de los pinos
Ahora conocemos algunos hábitos del astuto zorro; le da por "jugar" con la comida; así como arrancar la cabeza de sus presas o sacar las entrañas del animal abatido para sus crías o simplemente enterrarlas para cuando escasee el alimento.
Sabemos también que los animales escamasos, necesitan cambiar la camisa para seguir creciendo y que por la gran longuitud de esta muda, el color y su forma se trataba de una culebra de escalera.
Con el tiempo, hemos podido afirmar nuestras suposiciones y ambas especies han sido observadas por el lugar del que las creímos habitantes. Sin embargo, esos habitantes del bosque que nos van dejando señales de su presencia, llegan a hacerse reales cuando logramos un avistamiento directo.
Corzo (Capreolus capreolus) entre pinos bajos
Hay animales como el corzo que pueden vivir en cantidad de hábitats diferentes siempre que tengan una buena cobertura vegetal. Este es un mamífero muy perseguido. Presa número uno de predadores como el lobo y de las escopetas de los cazadores, hacen de él un ser esquivo y asustadizo. Por muchos es apodado como el duende del bosque; y cierto es que lo más visto de esta especie es la mancha blanca del culo, ya que en cuanto el corzo nota algo extraño pega un brinco en dirección contraria y cuando logras descubrirlo ya no está.
Otra táctica desarrollada contra cazadores y matadores es quedarse inmóvil esperando pasar desapercibido; las ardillas pegadas a las ramas o el tronco, los conejos echando las orejas hacia atrás agazapados entre la vegetación.
Ardilla roja (sciurus vulgaris)
Conejo común (Oryctolagus cuniculus) escondido en un claro de pinar
Es increíble la cantidad de ojos que te están observando mientras andas por un medio natural. Todos estos mamíferos que acabamos de mostrar ya nos tenían vigilados cuando logramos descubrirlos. Acto seguido cada uno utilizó su método de supervivencia ante el extraño.
Para nosotros, el real duendecillo de este tipo de bosques, de los pinares, es el agateador. También llamado vulgarmente trepatroncos, se pasa el día como su nombre indica buscando comida con su largo pico entre la robusta corteza de los pinos. Su diminuto tamaño y su excepcional plumaje hacen de este ave un verdadero fantasma, solo descubierto cuando le da por cantar (un "tit" agudo) o por el escaso sonido que produce al rascar los tronos y al dejar caer los pequeños trozos de corteza.
Agateador común (Certhia brachydactyla) trepando un pino
Agateador común (Certhia brachydactyla) pose típica
La costumbre de los agateadores es empezar un tronco casi desde el suelo, e ir trepando hasta que las ramas le dificultan la trepa. Entre la corteza encuentra bichos, y los días lluviosos, hemos observado que aumenta su actividad. Con los troncos reblandecidos, encuentra más fácil el picoteo.
Agateador común (Certhia brachydactyla) sobre un tronco mojado
Todo bosque, todo hábitat, tiene su fauna aunque a veces no lo parezca. Los animales han sabido situarse en su ambiente más propicio; los más, se han refugiado lejos de núcleos urbanos en lugares inaccesibles y escondidos, otros se han quedado cerca de los pueblos y las ciudades como las lechuzas o cigüeñas. Pero en cualquier sitio hay siempre vida, y hay que respetar allí donde nos encontremos porque nunca sabremos lo que podremos perjudicar. Y esto lo queremos dejar claro, porque seguro que alguno de vosotros también ha enfocado con sus prismáticos a un viejo roble con la esperanza de que esa mancha blanca sea una preciosa lechuza, y lo que ha descubierto es una bolsa de plástico... Todo bosque debería tener diferentes especies animales y no diferentes tipos de basura...
Dejando de lado la "educación ambiental", llegamos al final de esta entrada que describe un poco la fauna que esconde la flora en cualquier espacio natural. Y como no podía faltar, un superdepredador mantiene a raya la población de seres de menor tamaño. En dichos pinares, el águila calzada junto al zorro limitan las abundantes poblaciones de conejo.
Águila calzada (Hieraaetus pennatus)
Un saludo y gracias por leernos de vez en cuando.
Muy bonita entrada, con grandes comentarios y grandes fotos, saludos.
ResponderEliminarMuy buena entrada. Enhorabuena por la descripción de los habitantes del bosque y las fotografías. Un saludo.
ResponderEliminarSi que asombra siempre al que no está muy puesto en patear el bosque buscando su fauna, cuando le cuentas los diferentes animales que viven en él. La gente se suele quedar atonita cuando le enseñas la foto de un aguila o de un corzo y le dices que viven al lado de donde él va a merendar los domingos.
ResponderEliminarUna entrada muy interesante para reflexionar.
Saludos,
Lourdes y Jesús