Cobijo Camijanes

Tu espacio de fauna en su estado y hábitat natural

sábado, 19 de noviembre de 2011

La perdiz pardilla: el capricho de la naturaleza

Hace aproximadamente un año, con la Cordillera Cantábrica cubierta de blanco por la nieve, decidimos ir en busca de la siempre esquiva perdiz pardilla. La verdad es que se trata de una especie que suele ser bastante complicada de ver, sobretodo por su mimetismo y porque siempre están escondidas entre brezos y escobas.
Para ello, decidimos acercarnos a la comarca leonesa de Laciana y probar suerte, ya que como todos sabréis la observación de cualquier animal es mucho más fácil cuando hay nieve de por medio, tanto a la hora de visualizarlos, como a la hora de seguir sus rastros.


Hábitat nevado de la perdiz pardilla (Perdix perdix)


Teniendo en cuenta los datos anteriores y conociendo que las perdices pardillas se mueven por encima de los 1500 msnm, (donde normalmente los bosques dejan paso a otras especies vegetales más adaptadas a la altura, al frío y al viento como son los brezos, escobas o enebros rastreros), dejamos el coche en un pequeño pueblo de la comarca y comenzamos a subir monte arriba.
La idea era llegar a la cresta de una cadena montañosa e ir "cresteando", mientras buscábamos algún rastro que nos ofreciese alguna pista, entre las especies vegetales que se encontraban a sotavento . Después de varias horas de búsqueda, llegó la gran sorpresa cuando a escasos metros de nosotros salieron volando un par de pardillas, dejándonos su huella impresa en la nieve.


Rastro de perdiz pardilla (Perdix perdix) en la nieve


A lo largo de la tarde tuvimos algo más de fortuna al poder contemplar más ejemplares. Pero eran observaciones tan cortas y fugaces que no teníamos ni tiempo de enfocar a la perdiz ya que echaban a volar rápidamente sin que nos percatásemos prácticamente de su presencia. Sin ninguna foto hecha, pero habiendo disfrutado de lo lindo de una de las aves más amenazadas de esta cordillera, nos fuimos a casa con muy buen sabor de boca. Pero siempre nos iba a quedar esa espina clavada de no haber podido documentar las observaciones mediante imágenes.
Después de todo, si hay algo que hemos aprendido tras muchas jornadas en el campo es que en la naturaleza no hay reglas. A nuestro parecer, actúa de forma caprichosa y nos ofrece la oportunidad de observar multitud de cosas, pero no en el momento en que uno quiere, como es lógico. Ese carácter mágico que irradia la naturaleza nunca te deja de sorprender, no hay dos días iguales cuando uno disfruta del campo, siempre son diferentes. Esa magia te incrementa el gusanillo y las ganas de lo que te puedes encontrar.
Así nos sucedió a nosotros, cuando en una tarde nublada de septiembre acudimos a Laciana sin otro objetivo que hacer una pequeña ruta por sus maravillosas montañas. A medio camino vemos que sale de una escoba una familia entera de pardillas, la sorpresa fue enorme y la cara que pusimos ni os imagináis, porque no contábamos para nada con ellas. Pero lo más sorprendente si cabe aún fue que se quedaron quietas mirándonos y picoteando algo de vez en cuando por el suelo, sin echar inmediatamente a volar como en otras ocasiones. Todo esto ocurrió en 30 segundos aproximadamente y en ese tiempo tuvimos que sacar la cámara, cambiar de objetivo ya que llevábamos el macro puesto. Entre eso, colocar los parámetros y enfocar, solo nos dio tiempo a realizar un par de fotos, suficiente para sacar una imagen bastante curiosa de una familia al completo.


Perdiz pardilla (Perdix perdix) seis juveniles del año


Después del maravilloso momento vivido, los pequeños junto a la madre salieron volando tranquilamente ladera abajo para continuar con su rutina.
Ahora agradecemos enormemente a la naturaleza ese carácter caprichoso y mágico que hace que los encuentros con la fauna sean más fascinantes y emotivos si cabe aún.
Por nuestra parte esto es todo de momento. Esperamos que hayáis disfrutado de una de las joyas de la avifauna cantábrica.
Un saludo a todos, gracias por vuestras visitas y opiniones.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Señales de la naturaleza

Una práctica bastante habitual por todos los que salimos al campo a pasar un par de días, es mirar el pronóstico del tiempo en la región a la que tenemos pensado acudir. Sin embargo, es frecuente encontrarnos en el lugar elegido con una situación metereológica que coincide bastante poco o nada con la que nos indicaba el señor del tiempo. Este suceso se magnifica sobretodo si decidimos la montaña como destino final.
Este hecho tan frecuente ocurre porque las previsiones que dan del tiempo se basan en modelos numéricos y matemáticos a escala sinóptica, es decir, que nos describen los fenómenos que van a ocurrir a gran escala: altas presiones, baja presiones, etc, pero no tienen en cuenta la orografía del terreno.
Sin embargo los modelos que trabajan a mesoescala (escala menor que la anterior), tienen en cuenta más factores como las ondas de montaña, el dipolo orográfico, o el efecto Foehn, haciendo que sean las predicciones más fiables y acertadas.
Para hacer todo esto un poco más digerible vamos a poner un ejemplo:
Seguro que a muchos de vosotros os ha pasado que cuando vais viajando desde León hacia Asturias, en León está despejado con 30ºC y según atravesáis el túnel del "Negrón"(ya en Asturias) está cubierto, lloviendo y con 20ºC, este cambio climático repentino se denomina efecto Foehn. Todo este proceso ocurre en menos de 10 Km y para un modelo a escala sinóptica este fenómeno pasaría completamente desapercibido, mientras que el 2º tendría en cuenta está situación y su pronóstico se ajustaría más a la realidad.
Pero mucho más acertado y fiable que todos los modelos metereológicos son algunas de las señales que nos deja la naturaleza y que por lo general nunca suelen fallar. En esta entrada, os contaremos algunas de esas pistas que la verdad, son de gran utilidad.
Comenzamos nuestra andadura en un caluroso día de verano por la fracción meridional de la Cordillera Cantábrica. Eran las 12:30 de una mañana especialmente calurosa y como es normal la actividad faunística era escasa. Las lagartijas serranas permanecían en las sombras que les aportaban las piedras, esperando a que disminuyese un poco la actividad del sol.

Lagartija serrana (Iberolacerta monticola) resguardada del calor

La ausencia de los paseriformes se hacia notar en un ambiente silencioso, solo roto por el canto de las chicharras. Algún tímido pinzón aparecía de vez en cuando entre los herbazales y praderas fluviales.

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)

Esa mañana, el rocío estuvo ausente y el viento era de componente sur, lo que hacía que la temperatura fuese más alta de lo normal. Estos dos factores juntos vaticinaban un cambio de tiempo seguro. Si a primeras horas de la mañana no hay rocío es un preludio de que el tiempo va a cambiar, ya que el rocío es un indicador de tiempo estable formándose por las bajas temperaturas de una noche sin nubes.
Todas estas variaciones repercuten en el comportamiento animal. Si nos fijamos un poco en su etología, sobretodo en sus hábitos alimenticios, podremos conocer algunos de los fenómenos climáticos que están a punto de ocurrir.
Los avistamientos de ciervos suelen coincidir con las primeras y últimas luces del día, que es cuando se dedican a comer más cantidad alimento, pero también se puede dar el caso de que su actividad aumente durante las horas centrales del día. Los ciervos al igual que otros herbívoros ingieren grandes cantidades de comida unas cuatro o seis horas antes de una tormenta, por lo que son buenos indicadores de fenómenos tormentosos.
En nuestro caso pudimos observar varios ejemplares de cérvidos y algún que otro rebeco entre las 2 y las 3 del mediodía, cuatro horas después rompió a llover.

Ciervo común (Cervus elaphus)

Rebeco cantábrico (Rupicapra rupicapra)

Pequeños habitantes como algunos insectos son especialmente molestos de dos a cuatro horas antes de una tormenta, sobretodo mosquitos, avispas y abejas. Estos y otros "bichillos" constituyen la base de la dieta del abejero europeo que siempre aprovecha estas condiciones climáticas para alimentarse copiosamente. A continuación os mostramos una imagen testimonial de la presencia de esta curiosa rapaz.

Abejero europeo (Pernis apivorus)

La aparición de salamandras se da cuando el ambiente esta muy húmedo (mientras llueve o justo después de llover). Si aparecen justo antes de que llueva o cuando tan solo han caído unas gotas es un indicador de que la lluvia va para rato.

Salamandra común (Salamandra salamandra subsp. bejarear)

Salamandra común (Salamandra salamandra subsp. bejarear)

Salamandra común (Salamandra salamandra subsp. bejarear)

Como bien dice el dicho popular, después de la tempestad viene la calma. Uno de los habitantes de las noches de buen tiempo y sobretodo buena temperatura cuando nos encontramos en montaña, es la araña lobo. Este peculiar arácnido prefiere cavar guaridas en vez de tejer telarañas, por lo que es frecuente encontrarlo en pedreras y laderas orientadas al sur. Su tamaño es grande si lo comparamos con cualquier araña de España, pero no llega al tamaño de las enormes tarántulas de países tropicales. Si uno tiene la ocasión de encontrarse con ella, no pasa para nada desapercibida.

Araña lobo (Lycosa tarantula)

Araña lobo (Lycosa tarantula)

La picadura de esta especie puede entrar dentro del orden de las de avispa o abeja, incluso algo más dolorosa y con un poco más de reacción en el cuerpo. Contrariamente a lo que algunas personas piensan, su picadura no es mortal (a no ser que uno sea alérgico y no se trate correctamente).
Esperamos que os haya gustado esta curiosa relación que rodea el mundo animal con los fenómenos atmosféricos.
Un saludo a todos nuestros visitantes, gracias por vuestros comentarios y visitas.