El inicio del buen tiempo, los deshielos y el brotar de las hayas, robles y abedules marcan el comienzo de una etapa crucial para esta especie. Los días pasan, y las diferentes familias compuestas por las osas y sus respectivos oseznos de segundo año, llegan a sus últimos momentos en compañía. La presencia de grandes machos por la zona va a ser la causa fundamental de la separación del lazo familiar madre-hijo. Cuando el momento llegue, la osa se unirá a su acompañante para pasar unos cuantos días de amor osero, mientras la vida en compañía se prolongará al menos un año más para aquellos esbardos que tengan la suerte de contar con algún hermano.
Los machos más grandes suelen ser los que tienen la oportunidad de copular más veces y con mayor número de hembras, algunos de ellos son tan grandes y corpulentos que con su mera presencia, evitan cualquier tipo de competencia.
Los machos más grandes suelen ser los que tienen la oportunidad de copular más veces y con mayor número de hembras, algunos de ellos son tan grandes y corpulentos que con su mera presencia, evitan cualquier tipo de competencia.
Macho de oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) de gran tamaño
Aunque la corpulencia masculina normalmente sea calramente mayor, incluso cuando la diferencia de pesos es más que notable, la batuta casi siempre la llevará la hembra. Él irá detrás de ella vaya donde vaya. Ella será la que decida cuando parar a comer, cuando es tiempo de caricias o juegos y cuando toca copular. La historia suele suceder de la siguiente manera: primeramente el macho busca olfativamente a la hembra. Justo después de encontrarla comienza a olisquearla para comprobar la receptividad de esta. Por último, ella toma la decisión de ir a otra parte, con la consecuencia de que él la seguirá hasta que consiga su único fin.
Pero como en muchos otros campos, no se puede generalizar ni existen reglas exactas. Hay ocasiones en que las hembras son las que van detrás de los machos; no es un comportamiento frecuente y son pocas las veces que se tiene el privilegio de observar. En una ocasión logramos grabar cómo una hembra no muy grande sigue los pasos del macho hasta conseguir que el oso copule con ella. El oso, al verse perseguido por ella, aprovecha para llamar la atención y marcar el territorio de una forma obsesiva. La joven osa imita al gran mamífero que tiene delante y sigue sus pasos a una distancia prudencial, frota los árboles, se encama a su vera... Hasta que las barreras se rompen; ella se acerca de más y el experimentado plantígrado capta la indirecta. Es entonces cuando él coje la sarten por el mango, y a ella eso no parece hacerle gracia...
Celo del oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus)
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Dado que las osas no entran en celo mientras tengan una camada que cuidar, y esto suele llevar un año y medio, puede darse el caso en el que se cree un brutal enfrentamiento por la vida de los pequeños. Por su parte, el macho buscará la provocación del celo de una osa. Si para ello tiene que deshacerse de las crías, el oso encelado puede llegar en un caso extremo a matarlas. La tarea de la osa, como la de cualquier madre, será proteger por encima de todo a esos a los que ha dedicado tanto tiempo. Se encarará al macho si es necesario e intentará esconder o mantener a salvo a unos osos que después del altercado han podido perder el contacto para siempre con su madre.
Oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) en búsqueda de osas receptivas
Ver a dos de estos grandes mamíferos campeando juntos es algo increíble...
La etapa del celo podría describirse con una palabra: Nerviosismo. Es el momento de la vida del oso, ese animal que suele vagar con indiferencia, donde las pulsaciones se aceleran y las hormonas se disparan.
Cópula de oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) al alba
Para nosotros ha sido impactante haber sido testigos de estos instantes de máxima actividad de la especie. Esperamos al menos haber transmitido un poco de la magia que invade la Cordillera Cantábrica.
Muchas gracias a todos por visitar el blog. Un saludo.
Moltes felicitats!!! Quina experiència!!
ResponderEliminarMuchas gracias Marc por pasarte por el blog y comentar.
EliminarUn saludo
Un video cojonudo y unos fotones!!! a seguir asi
ResponderEliminarQue pasa Adri.
ResponderEliminarGracias por visitar el blog. A ver si quedamos algún día para bichear en serio, jaja.
Cuídate tío. Un abrazo.
Hola, buen reportaje y relato. Yo tuve una prespectiva mas baja. Hablamos por la tarde a medio camino.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Segundo.
EliminarGracias por pasarte y comentar. La verdad es que fue una observación maravillosa. Tienes razón, ahora ya te pongo cara,jaja. La verdad que pasamos un rato agradable hablando. A ver si coincidimos para otra e intercambiamos nuevas experiencias.
Un saludo.
Impresionante. Vaya privilegio poder disfrutar de este increíble animal. Enhorabuena y un saludo.
ResponderEliminarLa verdad es que son pocos pero únicos los momentos que te regala esta especie. Muchas gracias por visitar el blog y comentar.
EliminarUn saludo
Enhorabuena por la entrada y por vuestro blog en general, me encanta!. Buenísima la foto del oreja torcida. Un saludo y si pasáis más veces por Asturias, ya sabéis donde tenéis un compañero.
ResponderEliminarHola Ricardo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, un buen comentario siempre enriquece las entradas y anima para seguir publicando. Un saludo amigo
Ojala tuvierais fotos de vuelvepiedras y piquituertos. Ojala encontréis el lobo (Canis lupus ).¡SUERTE!
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