Con las últimas nevadas llegar a las montañas de la cantábrica se hace bastante complicado, por lo que hemos hecho un alto al fuego en lo que a las salidas norteñas se refiere. Por primera vez en mucho tiempo, cogimos rumbo hacia el sur en busca de nuevos conocimientos de todas aquellas especies que se nos quedan fuera de alcance. En la Península Ibérica hay zonas en las que la biodiversidad faunística es más que notable y en ellas se concentran algunos de los iconos faunísticos de la región mediterránea; estos son conocidos como puntos calientes o hotspots. Nuestra intención era llegar a dar con uno de estos increíbles lugares.
La intuición y los libros nos llevaron hacia Sierra Morena. Caminando por sus serranías nos sorprendemos con nuestro primer avistamiento a gran distancia. Con sus típicas hombreras blancas, un majestuoso ejemplar de águila imperial delataba su posición y su identidad. Situada en la copa de una de las numerosas encinas que pueblan las laderas de los característicos montes mediterráneos nos daba la bienvenida a la comarca.
Águila imperial (Aquila adalberti) sobre una encina
Las expectativas del lugar crecen cuando al momento comprobamos que esta joya amenazada no está sola. Compartía área de campeo con su prima-hermana el águila real, que observaba los mismos valles llenos de conejos desde unas rocas cercanas. Con los días descubrimos que constituían su posadero habitual.
Águila real (Aquila chrysaetos) molestada por dos urracas (Pica Pica)
Bajo los bloques graníticos y las encinas, la vida fluye en los valles y laderas. Diferentes herbívoros buscan alimento pasando desapercibidos entre jaras, lentiscos y acebuches. Cuando dos de los grandes se encuentran, la situación puede volverse tensa. En una ocasión, pudimos observar cómo un jabalí al levantar el hocico del suelo y ver un ciervo a escasos metros, hizo correr al príncipe del bosque con una embestida típica de un toro. Cada uno por su lado, el jabalí y el ciervo, siguieron buscando alimento, uno ramoneando y el otro hozando toda la superficie a su paso. Así los observamos hasta que las luces del día se apagaron.
Jabalí (Sus scrofa) levantando el terreno con el hocico
Ciervo común (Cervus elaphus) al atardecer
Los días van pasando y el avistamiento de especies diferentes va aumentando. Es frecuente observar buitres negros, gamos, azores, pero siempre demasiado lejanos como para poder reflejarlos mediante imágenes. Sin embargo, otros animales se muestran algo más cercanos, permitiendo observarlos mejor.
Como los días son fríos y soleados, muchos de los animales aprovechan el calor que transmiten los rayos del sol para echar la siesta y descansar un rato de las bajas temperaturas. Los especialistas en permanecer como estatuas son los mochuelos; ya sea en rocas o en ramas, pero siempre gozando de la cálida radiación solar. Por estos montes se oía el grito de guerra de cantidad de ejemplares al ocaso y al alba, momentos en los que son más activos.
Como los días son fríos y soleados, muchos de los animales aprovechan el calor que transmiten los rayos del sol para echar la siesta y descansar un rato de las bajas temperaturas. Los especialistas en permanecer como estatuas son los mochuelos; ya sea en rocas o en ramas, pero siempre gozando de la cálida radiación solar. Por estos montes se oía el grito de guerra de cantidad de ejemplares al ocaso y al alba, momentos en los que son más activos.
Mochuelo común (Athene noctua) en su ambiente mediterráneo
Compartiendo hábitat con los mamíferos comunes que se distribuyen por gran parte del país, encontramos un numeroso rebaño de muflones. Como buenos bóvidos salvajes de la fauna ibérica, los muflones se desenvuelven perfectamente por lugares rocosos. Aunque también podemos observarlos en cualquier otra zona mientras se alimentan. Durante los días que pasamos, seguimos a un grupo que constaba de unos ocho ejemplares. En él, podíamos diferenciar a machos (mancha blanca llamada "silla de montar" definida y mayor cornamenta), hembras y algún juvenil.
Muflón (Ovis orientalis) en las rocas más inaccesibles
Parte del grupo de muflones (Ovis orientalis)
Sin lugar a dudas, el rey de esta sierra y por lo tanto protagonista de esta entrada es el fantasma que aparece y desaparece entre lentiscos y rocas. Ese gran felino, tan amenazado que se camufla con tanta facilidad y que le da el toque misterioso a estas montañas del sur. El lince ibérico.
Hábitat del lince ibérico (Lynx pardinus)
El lince ibérico es el gran cazador de conejos de la zona, pues prácticamente se alimenta de esa especie. Un ejemplar adulto necesita de media un conejo diario para afrontar sus necesidades energéticas, por lo que la rutina del rabón pasa bastante tranquila. Durante el día anda sin prisa de un lado a otro en busca de algún gazapo despistado que llevarse a la boca y se propina pequeñas pausas de vez en cuando al encontrar un lugar tranquilo donde echarse.
Varios avistamientos fugaces del gran gato entre la espesura hacen crecer la llama de nuestro elegido y cada vez más distinguido hotspot. Pero la emoción no tiene límites cuando realizando un barrido de la zona estudiada con el telescopio, nuestros propios ojos descubren una de estas maravillas de la península mimetizándose con el entorno.
Varios avistamientos fugaces del gran gato entre la espesura hacen crecer la llama de nuestro elegido y cada vez más distinguido hotspot. Pero la emoción no tiene límites cuando realizando un barrido de la zona estudiada con el telescopio, nuestros propios ojos descubren una de estas maravillas de la península mimetizándose con el entorno.
Con la salida del sol aparece y se sienta en su zona estratégica para vigilar su territorio. Como felino refinado, al rato decide estirarse, desperezarse y ponerse en pie para comenzar la actividad del día que empieza.
Lince ibérico (Lynx Pardinus)
Lince ibérico (Lynx Pardinus) estirándose
Observar el lince y sentirse cercano a él, transmite la ligera sensación de estar más allá del mar Mediterráneo, donde otras fieras de mayor porte reinan las extensas y salvajes sabanas de África. Esta época del año no es la mejor para ver al gato andaluz, ya que el celo ha finalizado y los pocos ejemplares activos son los machos definiendo y defendiendo su territorio. Pero ahí estaba.
Según los estudios realizados acerca de la especie, en los últimos 50 años la población disminuyó en más del 95%, llegando en el año 2005 a rozar la extinción con unos 150 ejemplares. De haber desaparecido esta especie endémica de la Península Ibérica, habría sido la primera extinción de un gran felino desde el tigre de dientes de sable hace 10.000 años.
Actualmente el número de ejemplares se estima entre 250-300 y el riesgo de extinción sigue siendo potencialmente elevado. Sin embargo, parece que se va recuperando poco a poco, aunque los peligros siguen estando allí: atropellos, enfermedades, pérdida de hábitat...
Sólo con la presencia de la gran felino de la fauna de nuestra península en los montes que visitamos, ya los convierte en lugares de tremendo interés. Si además comparte hábitat y podemos gozar de aves también escasas como las águilas real e imperial o el buitre negro y una gran variedad y cantidad de mamíferos, esta sierra queda gravada para nosotros como un perfecto hotspot. Esperamos que a vuestro parecer también lo sea y esta entrada haya sido de buen agrado. Una vez más, gracias a los que seguís el blog con asiduidad, a aquellos que de vez en cuando le echáis un vistazo y a todos los que dejáis aquí vuestra huella con comentarios y opiniones, ¡un saludo!
Según los estudios realizados acerca de la especie, en los últimos 50 años la población disminuyó en más del 95%, llegando en el año 2005 a rozar la extinción con unos 150 ejemplares. De haber desaparecido esta especie endémica de la Península Ibérica, habría sido la primera extinción de un gran felino desde el tigre de dientes de sable hace 10.000 años.
Actualmente el número de ejemplares se estima entre 250-300 y el riesgo de extinción sigue siendo potencialmente elevado. Sin embargo, parece que se va recuperando poco a poco, aunque los peligros siguen estando allí: atropellos, enfermedades, pérdida de hábitat...
Lince ibérico (Lynx pardinus) vigilando su territorio
Sólo con la presencia de la gran felino de la fauna de nuestra península en los montes que visitamos, ya los convierte en lugares de tremendo interés. Si además comparte hábitat y podemos gozar de aves también escasas como las águilas real e imperial o el buitre negro y una gran variedad y cantidad de mamíferos, esta sierra queda gravada para nosotros como un perfecto hotspot. Esperamos que a vuestro parecer también lo sea y esta entrada haya sido de buen agrado. Una vez más, gracias a los que seguís el blog con asiduidad, a aquellos que de vez en cuando le echáis un vistazo y a todos los que dejáis aquí vuestra huella con comentarios y opiniones, ¡un saludo!
Creo que hemos coincidido en el mismo sitio el mismo día. El avistamiento del lince fue espectacular. Como se estiraba, como observaba...Un saludo.
ResponderEliminarExcelente traballo chicos!!!!NORABOA!! un bikiño dende Laxe :)
ResponderEliminarSi no fuera porque lo he comprobado, pensaría que esa foto del águila imperial era robada!! Comprobad, que sacamos al mismo ejemplar en el mismo momento, pero desde distinto sitio:
ResponderEliminarhttp://elbichu.blogspot.com.es/2013/02/hoy-aqui-manana-alla.html
Una pena no habernos conocido allí.
Un saludo,
Máximo
La verdad es que es curioso que tengamos prácticamente la misma imagen en el mismo sitio y no nos hayamos conocido. Ese mismo día, además,estuvimos charlando con el compañero "de paseo por la naturaleza". Si es que el mundo es un pañuelo,jaja.
EliminarUna pena no haber podido charlar contigo, seguro que hubiésemos pasado un buen rato disfrutando de todo ese espectáculo faunistico.
Un saludo
Hola, vaya especies habéis visto y fotografiado. Gracias por vuestro comentario.
ResponderEliminarPor cierto mi segundo apellido es Vilas!!